La Educación Inclusiva y el Éxito Académico de Alumnos con Dificultades

upcomillas-educacion-inclusivaUna falsa idea de la psicología evolutiva en España es que a cada edad corresponde una actividad formativa, según el experto Ramón Flecha.

La educación inclusiva pretende salvar los inconvenientes para que todos los alumnos, tanto los que tienen dificultades de aprendizaje de cualquier tipo como los que provienen de ámbitos socioeconómicos desfavorecidos, se beneficien de los procesos educativos institucionales. Los alumnos de Educación Infantil y de Educación Primaria, de Comillas, reciben formación en actitudes y herramientas que les permitirán trabajar en programas de educación inclusiva, que se complementarán y profundizarán con nuevos planes de estudio que contarán con una mención en pedagogía terapéutica, indica Juan Carlos Torre, Jefe de Estudios de ambos títulos.

«Todo ello explica que la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales haya organizado las II Jornadas sobre las distancias en educación. Educación inclusiva: salvando las distancias«.

Después de que las jornadas fueran inauguradas por la Decana de Ciencias Humanas y Sociales, Belén Urosa, el profesor Torre presentó al encargado de la conferencia-marco, Ramón Flecha, catedrático de Sociología de la Universidad de Barcelona, que disertó sobre «Inclusión y éxito en las comunidades de aprendizaje«.

Torre equiparó la ejecutoria del conferenciante con las de algunos grandes psicólogos educativos norteamericanos, como Robert Slavi, autor del aprendizaje colaborativo y la teoría del éxito para todos, y Henry Levin, creador de las escuelas aceleradas, en las que se trabaja para conseguir que niños de ambientes desfavorecidos activen su proceso de aprendizaje para alcanzar el nivel de sus compañeros.

El concepto de actuaciones educativas de éxito se definió en 2009 como aquellas que, según las evidencias científicas disponibles, dan los mejores resultados, y la Unión Europea ha decidido que las que gocen de esta consideración sean las que se apliquen en sus países miembros. «La lista de esas actividades se va completando cada día«, como apuntó el profesor Flecha.

Cuando hablamos de resultados, hablamos de éxito en aprendizajes instrumentales, éxito en valores y éxito en emociones y sentimientos

Los grupos interactivos, añadió, son aulas donde hay niños de toda condición, organizadas por grupos heterogéneos y mezclados. El profesor cuenta con ayuda de otras personas que entran en la clase (otros profesores, familiares de los niños, etc.), cuya función no es enseñar, sino dinamizar el aprendizaje de igual a igual, para que los alumnos colaboren entre ellos. El éxito llega cuando que todos los miembros del grupo resuelven la tarea. Cuando cada estudiante termina la suya, ayuda a los que todavía no lo han conseguido. «Cuando hablamos de resultados, hablamos de éxito en aprendizajes instrumentales, éxito en valores y éxito en emociones y sentimientos«, apostilló Flecha.

Según el ponente, «cuando entendemos una cosa no es cuando nos la explican, sino cuando la explicamos; porque es entonces cuando desarrollamos más la inteligencia académica, que es la clave del aprendizaje instrumental«. Esa forma de aprendizaje es la que mejor desarrolla el aprender a aprender, y la que más amplía la inteligencia del que enseña y del que recibe la enseñanza. En la Universidad de Harvard quieren tener la mayor heterogeneidad posible en sus aulas, continuó Flecha, porque creen que los grupos humanos del futuro van a ser heterogéneos, y la forma de educar en la excelencia es tener aulas donde exista esa heterogeneidad. Los grupos interactivos no buscan tener éxito mientras los demás fracasan, sino que todos sean capaces de alcanzar el éxito con la ayuda de los que más capacidad tienen.

Para el conferenciante, los niños no aprenden los valores que les decimos, sino los que ven que practicamos. En los grupos interactivos, la solidaridad, el respeto, etc., no es algo de lo que se habla, sino en lo que se trabaja, porque lo están practicando mientras aprenden y estudian. «Por tanto ―agregó―, haciendo grupos interactivos estamos educando en valores«.

Vamos a tener que justificar, día a dia, lo que hagamos en función de evidencias científicas actualizadas

Flecha enunció una serie de criterios que ayudan a detectar actuaciones educativas de éxito. La primera de ellas, contrastar y evaluar científicamente los resultados educativos que nos proponen. «Vamos a tener que justificar, día a dia, lo que hagamos en función de evidencias científicas actualizadas«, subrayó.

Negó que el éxito de los niños dependa del nivel socioeconómico de las familias y de la formación de las madres, un axioma que no tiene respaldo de la comunidad científica internacional. Lo que mantienen los científicos es que la actividad formativa de los padres en la sociedad de la información es la que fomenta el éxito educativo de sus hijos. «El éxito de nuestros alumnos, por tanto, no depende de que sus padres tengan títulos o libros en casa, sino de que desarrollen actividades formativas. Los hijos de padres sin formación suelen fracasar porque lo hemos provocado; pero, si abrimos el centro a la formación de los alumnos y de sus familiares, cambiará la proyección y sus hijos tendrán éxito. Por tanto, que se tranquilicen los padres que no tienen títulos, porque sus hijos no están avocados al fracaso«, advirtió Flecha.

Entre las actividades de formación con mejores resultados, el conferenciante mencionó las tertulias dialógicas, que consisten en leer en familia párrafos elegidos de las mejores obras de la literatura universal por cada miembro del grupo, durante un par de horas a la semana, explicar por qué se han seleccionado esos textos y abrir un debate sobre ellos, o jugar al ajedrez en familia.

Una falsa idea de la psicología evolutiva en España, agregó Flecha, es que a cada edad corresponde una actividad formativa, cuando no es cierta, porque «los niños muy pequeños saben apreciar la buena música y la buena literatura«.

Antes de dar paso a los talleres de experiencias incluidos en el programa de las jornadas, un grupo de alumnos de los grados en Educación Infantil y en Educación Primaria entrevistaron a Víctor Rodríguez Muñoz, Director del Área Educativa de la Fundación Hogar del Empleado (FUHEM), experto en orientación educativa y antiguo profesor de Comillas. El origen de esta fundación fue la creación de viviendas sociales en los años 50 del siglo pasado, una tarea en la que intervinieron jesuitas, que además de economatos y talleres profesionales, abrieron centros de formación profesional y colegios concertados, muchos de los cuales cerraron por no reunir condiciones. Hoy quedan tres grandes colegios y la fundación se rige por un patronato laico.

La FUHEM cuenta con un libro blanco que contiene su proyecto educativo, en el que se hace referencia a procesos de educación y aprendizaje o el tipo de alumno que se quiere formar, cuya característica fundamental es que sea un sujeto crítico. El proyecto permanece abierto para, a partir de nuevas experiencias y aportaciones, configurar una propuesta educativa para el siglo XXI.

En relación con la educación inclusiva, Rodríguez señaló que su base no está en contar con un nivel determinado de recursos, lo que no significa que no sean necesarios, sino que la calidad educativa se sustenta en la calidad del profesorado y de un trabajo bien hecho. «No hay evidencia científica de que el alumno con dificultades de aprendizaje mejore si recibe una dedicación formativa especial, sino de lo contrario. Sacar a ese alumno del aula supone una pérdida de riqueza enorme para todos los demás estudiantes«, añadió Rodríguez, para quien el factor esencial de la educación inclusiva es que todo el profesorado esté profundamente convencido de que tiene un compromiso y una obligación legal con todo el alumnado del centro, cosa que, a veces, se olvida. El entrevistado planteó la cuestión de quién tiene que sacar un 9, el alumno que tiene mejor rendimiento, o el que lo tiene peor por sus limitaciones y llega a la mitad de lo que alcanza el otro. «El de 9 es el que ha pasado de 40 a 60 por hora. La pregunta que se debe hacer el profesor es cómo hago con esta clase, y no cómo hago con este alumno. Y eso no es óbice para que haya también actuaciones de apoyo a un alumno con dificultades«, afirmó.

Para Rodríguez, la enseñanza concertada tiene una ventaja sobre la pública porque tiene que alcanzarse sintonía entre el profesor que llega y el centro, y para ello existe un periodo de prueba; mientras que el acceso a la educación pública y los sistemas de traslado del profesorado «son una locura, y hay que cambiarlos«.

Fuente: http://www.upcomillas.es/

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